Reflexión en tiempos de COVID-19
En un momento donde las noticias tristes, abrumadores y desconsoladoras parecen haberse adueñado de los periódicos, charlas familiares y tertulias entre amigos, hoy soy capaz de decir que se puede ser feliz aunque todo pareciera indicar imposible. Muchos piensan que la felicidad es una emoción, que solo si todo te sonríe, puedes ser feliz. Pero, en verdad, la felicidad se encuentra más cerca, está más dentro de nosotros de lo que muchos imaginan. La felicidad es una decisión que como seres humanos debemos tomar desde nuestra inteligencia y nuestro corazón.
La relación que encontramos entre mente y sentimientos es más grande de lo que creemos, la mente influye en nuestros sentimientos de manera directa, y es la encargada de hacernos sentir como nos sentimos. Es por eso que cuando decidimos ser felices sin importar lo que está sucediendo, nos damos cuenta que sí podemos llegar a serlo. “Los estudios revelan que uno controla su propia felicidad. Todo está conectado a su personalidad, a los pensamientos y a los comportamientos que pueden cambiarse” dice Stacy Blackburn médica familiar. Además, indica que las personas verdaderamente felices basan su felicidad en cinco pilares; dedicar el tiempo a la familia, apreciar lo que uno tiene, tener un propósito en la vida, vivir el presente y preferir el optimismo.
Todos deberíamos hacer el ejercicio de cerrar los ojos en algún momento del día y pensar en aquellas cosas por las cuales deberíamos sentirnos agradecidos; y en los obstáculos, en cómo luchar para enfrentarlos. La serenidad es amiga de las soluciones, así como la felicidad empieza por las buenas decisiones, por la decisión de decir: ¡¡Yo quiero, yo quiero ser feliz!!
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